Instala topes visibles, protectores de bisagra y cierrapuertas suaves para evitar apretamientos. Ajusta la dureza para que un niño no quede atrapado ni se golpee detrás de un adulto apurado. Coloca campanillas o sensores discretos que te avisen si alguien sale sin avisar, especialmente cuando hay visitas y movimiento inusual.
Verifica el ancho, el tipo de anclaje y la altura según la escalada probable. Las compuertas a presión son útiles entre marcos sólidos; en escaleras, prefiere atornilladas. Prueba cierre con una mano ocupada para simular la vida real. Revisa tornillos mensualmente, porque la vibración diaria va aflojando todo sin que lo notes.